CEO, COO, CFO… Cómo diferenciar los cargos de una empresa en inglés

Javier López-Cuervo Villanueva

En este artículo, Al Andalus Innovation Venture abordará uno de los temas más importantes en relación a la creación de una empresa: la asignación de cargos, y lo que poco a poco ha derivado en una amplia y compleja nomenclatura de siglas provenientes del inglés.

No ha mucho tiempo que comenzó la introducción de términos ingleses al castellano. Desde selfie hasta coach, pasando por parking, marketing y palabras de uso diario que ya sustituyen casi por completo al vocabulario tradicional y ocupan un lugar más que elevado en nuestra mente a la hora de emprender una conversación: app, random, chill, sandwich, check-in, etc. Este proceso de “anglosajonización” del idioma ha acaecido ahora sobre el mundo de la empresa, y ha traído consigo la aparición de nuevos conceptos, como startup, scaleup o business management.

Los anglicismos son en verdad fruto de la globalización y la influencia cultural del inglés. Esto se debe a una serie de impactos sociales e históricos que han hecho que las lenguas en general adopten una evolución intrínsecamente unida al idioma más popular – y por ende más fácil – del mundo: el inglés. La prensa ha jugado en esto un papel muy importante, debido a la difusión y transmisión de información. Dicen algunos historiadores que la irrupción de los anglicismos surgió en el siglo XVIII, aunque no fue hasta el XX cuando verdaderamente se palpó esta significativa introducción de palabras. La Universidad de Murcia, en un artículo titulado Los anglicismos en la lengua española a través de la prensa de la primera mitad del siglo XIX, alega que el emerger de estos léxicos viene propiciado por el enorme poder comunicativo de la prensa, cada vez más acelerada y con claras influencias americanas, y la fama de que empieza a gozar el cine hollywoodiense, una postal perfecta para que el inglés poco a poco llegue a millones de hogares no parlantes de inglés.

Y es que, si en la actualidad se aprecia el idioma inglés en cada punto donde se deposita la vista, el mundo de la empresa y el emprendimiento no podía quedarse atrás. Ahora, los inversores se denominan investors y los socios, partners. Este cambio ha hecho además que muchos de los cargos se acorten y terminen reduciéndose a siglas que, con el tiempo, van sonando más cercanas. Algunas de ellas, sin embargo, conviene repasarlas.

Pues bien, estos anglicismos con los que se ha empezado a magnetizar la estructura del organigrama de una empresa no son sino un lenguaje de siglas que merece ser aprendido para no perderse nada en los nuevos tiempos que corren.

Empecemos con el cargo quizá más sonado, que se refiere cómo no al director ejecutivo de una compañía: CEO, o Chief Executive Officer. Se trata del director que maneja y distribuye los tiempos y acciones de la empresa, que toma decisiones y, en muchas ocasiones, gestiona el personal.

A continuación, viene el COO, Chief Operating Officer – en español, director de operaciones –, que alude al profesional encargado del correcto funcionamiento de la dinámica de una corporación. Está en todas partes y es la mano derecha del CEO.

CFO (Chief Financial Officer), CTO (Chief Technology Officer), CMO (Chief Marketing Officer) y CSO (Chief Strategy Officer) son los siguientes puestos de la lista. Se refieren, respectivamente, a los directores de finanzas, tecnología, márquetin y estrategia, siendo parte de la comitiva ayudante del CEO y el COO y dirigiendo esas áreas especializadas.

El director de recursos humanos se está empezando a llamar CHRO (Chief Human Resources Officer) y no cabe menospreciar que es una figura esencial dentro de la estructura de una empresa tal y como se conoce hoy en día. Sostiene la psicología del equipo; en ocasiones, se encarga del reclutamiento; otras, de las actividades formativas y de crecimiento humano dentro de la compañía. En definitiva, un componente primario si se recuerda que vivimos en la época de las encuestas de satisfacción.

CCO (Chief Compliance Officer) es la traducción de director de cumplimiento, un cargo que no en todas las empresas se ve, pero que señala la posición del que, en procesos de creación de un nuevo producto, vigila que la manufacturación y producción se lleven a cabo dentro del marco jurídico legal.

El director de datos, o CDO (Chief Data Officer), y el director de clientes o de experiencia de clientes – CXO (Chief Customers Experience Officer) – son puestos muy distintos que sin embargo abarcan dimensiones muy relevantes dentro de las expectativas de la empresa. El primero de ellos suele ser informático o experto en datos y cálculo de probabilidad. El segundo es aquel que examina la percepción y vivencia que ha tenido el cliente con respecto al producto, una marca crucial para entender si se está realizando bien el proceso de venta al público.

Dentro del ecosistema startup, nacen dos variantes de puesto muy demandadas en las empresas. En una red que crece incipientemente, la innovación constante es el objetivo de todo proyecto. Es por ello que existen el CIO (Chief Innovation Officer), o director de innovación, y el CBO, que, aunque suene a hamburguesa del McDonald’s, es el director de sistemas de gestión y negocio (Chief Business Officer). Estos se encargan asimismo de revisar la implementación de nuevas tecnologías y aportar nuevas ideas al modelo de negocio de la corporación.

Hay muchos cargos que, en conclusión, van apareciendo y sumándose a la complicada pero organizada estructura de una compañía. Unos se fijan en temas del momento, como el CSO (Chief Sustainability Officer), o director de sostenibilidad, mientras que otros se relacionan con la parte legal o técnica de la empresa, como el CISO (Chief Information Security Officer) – director de seguridad de la información – o el CLO (Chief Legal Officer), director legal.

La empresa, y más en la actualidad, es un entorno frondoso y cambiante, con nuevas derivadas que aparecen y se van. Lo que sí es cierto es que las estructuras, pese a tener nombres distintos a los de hace 40 o 50 años, se mantienen. Y eso es lo que hace que sigan vivas. Los nombres cambian, pero los puestos siguen siendo los mismos.